Ya me gustaba pasear por esa avenida infinita, con la que te recibe Cádiz cuando llegas.
Recorrer ese intrincado de calles, donde la piedra me retrae a tiempos de veleros y piratas, donde al volver cada esquina, me llegaba una bocanada de mar a los pulmones.
Ver como se mueve Cádiz,al son de las olas, desde la torre Tavira.Ya me gustaba ese grandioso ficus abrazado al "Mora" y mirando a la Caleta.
Cádiz siempre me ha gustado y no sólo por su carnaval. De Cadiz me gustan hasta sus "huesos". Su teatro romano, Puerta tierra, el arco del Pópulo, el castillo de Santa Catalina...Me encanta Cádiz, es como una mano cerrada que guarda celosa como un cofre ,olor a brea,a espuma salada, recoletos rincones, estrechas calles y pintorescos balcones.Que encierra la esencia de un pueblo marinero, pero que se abre en el mar en cuanto oye por el puente Carranza, el latido de un corazon que quiera conocerla.
Me gusta por su luz, que es mi luz
Me gusta por su mar, que es mi mar.
Ahora, si cabe me gusta aún más, a través de un tango y un pasodoble, he conocido a dos gaditanos, cuya preserncia humana va mucho mas allá de su presencia física.
Es como en un jardin, en el que al entrar ya sabes que hay un jazmin plantado, aunque apenas llegues a percibir su silueta,asi lo senti, lo intui al verlo, y asi fue.
D. Julio Pardo y D Antonio Rivas llegaron a Huelva el 11 de Octubr, se adelantaron solo un día a la efemérides del descubrimiento.Para descubrirnos otra Cádiz ,de las buenas formas, de la sencillez, de la amabilidad, del respeto y del saber estar.
Una vez nos dijo D. Enrique Villegas Velez, " siempre hay que buscar la belleza de lo sencillo". Pues el dia 11, nosotros encontramos en ellos la grandiosidad de la sencillez.Manuel Fernández
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