EPILOGO DE UN CANCIONERO
Un año más con la fantasía amarrada al mástil de una guitarra, hemos hecho carnaval. Hemos pintado las esquinas de Huelva, con los colores que da la paleta invernal de Febrero. Mes frío pero de sangre caliente.
“Nuestro” carnaval enfermizo, necesita la pócima alegre de sus carnavaleros, sus coplas, su arte, se dotes de creación, no solo teatral.“Nuestro” carnaval, no es que tenga una asignatura pendiente, como se decía antaño, ya arrastra la carrera entera y está eternamente condenado a recuperar en septiembre. Y lo malo de todo es que no aprueba.
El sentido de carnaval unido a fiesta, grupo y amistad ha cambiado, ahora prevalece individuo, artista y premio, a la hora de elegir con quien compartir las vivencias de Don carnal. Y eso a veces trae mas ruido que nueces.
Don carnal siempre ha sido muy localista, habla de su casa, de sus trapos sucios, del color de sus fachadas o de la risa de su pescadera. Se duerme en su entorno más cercano y se despierta con los chillidos del vecino. Pero como arrastramos el estigma de ser “descubridores”, seguiremos buscando nuevos “continentes”, eclipsándonos con la belleza de lo foráneo.
Algún día este carnaval se dará cuenta que la oficina de turismo no está en el Gran teatro, que la cabalgata no es provincial, ni andaluza, que la entrega de premios sigue siendo ignorada por sus premiados.
Pero bueno quien no se consuela es porque no quiere, no tendremos un buen carnaval de calle, pero ¡tenemos el segundo concurso mejor de Andalucía!,
¿Lo tenemos? ¡Ah sí! Que se llama Colombino.
Bueno sea como fuere seguiremos con lo nuestro. Haciendo carnaval.
Aquí queda mucho por aprender, y no precisamente solo a los que se suben a las tablas del Gran teatro.
Manuel Fernández