Yo que ya pase de los cuarenta,
recuerdo un pupitre y una pizarra, ¡ay! llena de cuentas.
Con un lapicero de dos pisos, goma de Milán,
con un tiralíneas, colores alpinos.
Y aquel profesor, cuanto me enseñó.
Era un pozo de sabiduría.
Con el visite el fondo del mar, aprendí a leer.
Y hasta pasee con toga y laurel por la antigua Grecia.
El me presentó a Tutankamon.
Y con la ecuación tuve un rifi rafe que ya es historia.
De niño era de niño mi maestro,
todo un personaje cargado de ingenio.
Con tiza remarcaba la palabra.
Era Don Quijote era Sancho Panza.
Hoy pido perdón por que mi niño.
a su profe de lengua, con la ira en los ojos,
le ha puesto la mano encima.
Pido perdón por vergüenza,
por no haber trasmitido,
lo que aprendí en la escuela .
El silencio de una clase, cuando hablaba algún maestro
El respeto a los mayores, la palabra comedida,
la razón como universo.
Porque el que pega a la voz que te brinda el saber y te ayuda a crecer,
es lacayo de la violencia,
es un niñato, una mala bestia.
Comparsa: Dimes y diretes.
Letra: Manuel FernándezMúsica: Manuel Cordero
1 comentario:
Que pedazo de pasodoble, Hay pocos escritos a los maestros.
Lo que no entiendo es que no lo habeis cantado en concurso..
1 saludo
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